A las 8 en punto de la mañana se daba la salida en Cabezón de la Sal bajo los acordes del tradicional Thunderstruck de AC/DC. Tras una primera ascensión a La Collada de Carmona que comenzó a estirar el pelotón, los ciclistas se dirigieron a la larga subida de Piedrasluengas, donde cada uno incorporarse al pelotón que mejor se adaptaba a su nivel físico. El sol, presente a esa hora, brindó unas espectaculares imágenes de algunas de las rampas más exigentes del recorrido.
Ya en el Mirador de El Jabalí, habiendo superado los primeros 60 km, los participantes pudieron reponer fuerzas con un completo avituallamiento. El descenso condujo a los ciclistas hasta Tama y Potes, donde el público lebaniego salió a las calles para festejar el paso del pelotón y brindar su apoyo a los corredores.
La Guardia Civil escoltó perfectamente a los diferentes pelotones durante el tránsito por el Desfiladero de La Hermida antes de afrontar el exigente encadenado de las Tres Colladas. Fue a partir de ese momento, con la primera ascensión al Collado de Hoz, cuando los corredores más preparados aceleraron la marcha, conscientes de que la suma de los tiempos de dicha subida, unidas a Ozalba y Carmona, decidirían quiénes eran los “finisher” que invertían menos tiempo en completar la marcha. Fue, precisamente,